En 2022 los problemas relacionados con la salud mental aumentan de forma crítica y las redes sociales son motivo de ello
La situación actual de la salud mental en España es compleja y preocupante. Según diversos estudios, la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto negativo en la salud mental de la población española, y ha aumentado el número de personas que sufren de ansiedad, depresión y otros trastornos mentales.
Pero en realidad es un problema que arrastramos desde hace varios años. El uso de dispositivos electrónicos con acceso a redes sociales ha provocado con el transcurso de los años un afloramiento de problemas mentales derivados de los aspectos negativos que estas plataformas crean en los usuarios. Desde el uso masivo de las redes sociales a partir de la segunda década del siglo XXI, hemos podido observar en la población como esta además de tener a su alcance más información que nunca, incluida de salud mental, también ha suscitado un aumento de patologías relacionadas con esta.
Según un estudio realizado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en 2017, el 19% de los españoles había sufrido algún trastorno mental en el último año, lo que representa alrededor de 8,5 millones de personas. Además, el 10% de la población había sufrido depresión en los últimos 12 meses. También, el suicidio es un problema importante de salud pública en España. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2019 hubo 3.671 muertes por suicidio en España, lo que representa una tasa de 7,85 por cada 100.000 habitantes.
Aunque parezcan cifras más que significativas, con la aparición de la pandemia en 2020, esto no ha hecho nada más que aumentar. Ya que en otro estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas en 2020, durante la pandemia de COVID-19, encontró que el 47,2% de los españoles se sentía ansioso, el 22,1% se sentía deprimido y el 9,9% había experimentado algún tipo de trastorno emocional o psicológico desde el inicio de la pandemia. Estas cifras muestran la importancia de abordar la salud mental en España y mejorar el acceso a servicios de salud mental para aquellos que lo necesitan.
Además, la falta de recursos y el estigma asociado a los trastornos mentales continúan siendo un problema importante en España. Muchas personas con trastornos mentales no reciben el tratamiento adecuado debido a la falta de acceso a servicios de salud mental y a la discriminación que a menudo experimentan.
Por ello, según un informe de COPE, en 2021 se superaron por primera vez los 4.000 suicidios en un año en España. Se registraron 14 suicidios infantiles, el doble en menores de 15 años que en 2020, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Entre los 15 y los 29 años el suicidio es la principal causa absoluta de muerte. Lo que supone que una media de 11 personas se quitan la vida en España, el 75 por ciento hombres y 25 por ciento mujeres.
El sistema de salud mental en España se enfrenta a desafíos significativos nunca antes vistos en nuestro país. A menudo hay largas listas de espera para obtener tratamiento, y la financiación para los servicios de salud mental es limitada. Sumado a una escasez de profesionales de salud mental en todo el país.
A pesar de estos desafíos, hay esfuerzos en curso para mejorar la situación de la salud mental en España. El gobierno ha anunciado planes para aumentar la inversión en servicios de salud mental y reducir el estigma asociado a los trastornos mentales. También, hay organizaciones sin fines de lucro y grupos de apoyo que trabajan para mejorar el acceso a la atención de salud mental y aumentar la conciencia pública sobre estos temas.
La raíz del conflicto
La mitad de los trastornos mentales empiezan antes de los 18 años. Según el último barómetro de juventud 2022 salud y bienestar, el porcentaje de jóvenes que dicen padecer frecuentes problemas de salud mental ha pasado del 6,2 por ciento en 2017 al 15,9 por ciento en 2021 para aumentar al 24 por ciento en 2022 (el 36 por ciento de ellos con diagnóstico).
Dicho grupo de la población forma parte de la base de usuarios de las principales redes sociales. En ellas, estos usuarios viven continuamente recibiendo estimulaciones de todo tipo, a menudo negativas. Debido a la continua comparación, la necesidad de ser valorado por personas que en ocasiones son hasta desconocidas y otras situaciones como la de aparentar una vida que no coincide con la real, llevan a la población a sumergirse en un aura negativa.
El destino final de este proceso lleva al usuario a terminar padeciendo algún tipo de desequilibrio en la salud mental. Como sociedad es necesario buscar cuanto antes un uso responsable de las redes sociales, educando en los centros sobre ello, para que se puedan ir reduciendo unas cifras que actualmente comienzan a ser muy peligrosas. El bienestar mental de la sociedad española está en peligro.