Durante la semana hubo una fuerte subida de temperaturas, prevista por la AEMET, que hizo que la gente acudiese a las playas
El verano “se asomó” de forma breve antes de lo previsto esta semana en Cantabria. Y es que, a principios de semana, llegó una breve pero intensa ola de calor a España, de la cual la región cántabra no se salvó. Muchos quienes aprovecharon para acudir a las playas. Pero, como dice el refranero, “cuando el sol mucho calienta, barrunta la tormenta”. Y así fue, ya que el miércoles 3 de mayo, tras un día con hasta 33 grados de temperatura, llegó una galerna de golpe a eso de las 7 de la tarde.
Muchos fueron quienes aprovecharon la ocasión. Llegó el buen tiempo y el calor y las playas cántabras tuvieron una afluencia más alta de lo normal para estas épocas. Algunos fueron los valientes que se atrevieron incluso a pegarse un baño, pese a que el agua a estas alturas sigue en temperaturas muy bajas. Hasta el momento, los arenales de la región ni siquiera cuentan con socorristas, ya que estos no comienzan a trabajar hasta la época de playas, es decir, hasta el 16 de junio.

Parecía un día idílico de playa. La AEMET ya avisó de esta subida tan brusca de temperaturas en Cantabria. Pero no solo advirtió a la población de esto. También se estableció una alerta por fuertes vientos. Y lo clavaron, porque entre las 7 y 8 de la tarde, un viento del sudeste, provocado por la llegada de una galerna, comenzó a atizar a las costas cántabras. En cuestión de minutos, la temperatura bajó casi 10 grados, algo inverosímil. Esto provocó que las playas comenzasen a vaciarse rápidamente, y es que la gente tuvo que salir casi corriendo debido a las fuertes rachas de viento que provocaron incluso tormentas de arena.
Llegó la galerna
Las galernas se producen al encontrarse dos corrientes de aire totalmente opuestas: una compuesta por un viento muy húmedo y frío del noroeste (B) proveniente del mar, y la otra formada por un viento caliente del sur. Así provocan un cambio brusco del viento de oeste a noroeste que se intensifica y trae consigo un descenso de las temperaturas. Todo ello en cuestión de segundos o de minutos. Puedes estar tranquilamente dando un paseo o bañándote en la playa que, “en un abrir y cerrar de ojos”, el tiempo cambiará tan bruscamente que te verás obligado a buscar un sitio en el que resguardarte.