Los premios Oscar representan los máximos exponentes del cine, pero ¿desprecian aquellas películas que están hechas con animación?
En los premios Oscar de este año, Guillermo del Toro, el famoso creador mexicano, ha conseguido el premio a mejor película animada por su interpretación introspectiva y con toques históricos de referencias a la Italia de Mussolini de la universal historia de Pinocho, esta vez en forma de contenido exclusivo de Netflix.
En el discurso de agradecimiento decidió hacer una declaración con intenciones reivindicativas de la animación, “La animación es cine, la animación no es un cadete y la animación está lista para dar el siguiente paso, ya estamos para ello. Ayúdenos a mantener la animación en la conversación”, comento el cineasta tras recibir el premio de la academia, declaraciones que se pueden leer también como puyas a la academia, la cual nunca suele nominar películas de animación a mejor película del año, siendo esto posible puesto que ya ha ocurrido pocas veces como con la histórica nominación de “La Bella y la Bestia” en 1992, y las posteriores de “Up” y “Toy Story 3”, aunque ninguna de estas llego a ganar el Oscar.
Los Oscar, o los Premios de la Academia, son una de las ceremonias de premio más prestigiosas en la industria del cine. Celebra las mejores actuaciones, escritura, dirección y logros técnicos en el cine. Sin embargo, a pesar de su grandeza y altos estándares, no es ningún secreto que los Oscar a menudo han sido criticados por pasar por alto o discriminar a ciertos géneros, uno de los cuales son las películas animadas.
Las películas animadas han existido desde los primeros días del cine, pero recientemente han ganado más reconocimiento y respeto en la industria. A pesar de esto, los Oscar todavía han mostrado una tendencia a discriminarlos. Hay varias razones por las cuales esto sucede, y algunas de ellas son los siguientes:
Primero, hay una idea errónea común de que las películas animadas se hacen únicamente para niños. Si bien es cierto que las películas animadas son populares entre el público más joven, también es cierto que tienen temas y mensajes que son relevantes para las personas de todas las edades. Muchas películas animadas han tratado cuestiones complejas como la guerra, la discriminación y la salud mental, y lo han hecho de una manera que sea entretenida y educativa. Sin embargo, este concepto erróneo ha llevado a muchas personas a pasar por alto películas animadas como contendientes serios para los premios más importantes, como el de mejor película del año.
Entonces, ¿qué se puede hacer para abordar esta discriminación? Primero, la industria necesita reconocer el valor de las películas animadas y tratarlas como contendientes serios para premios como los Oscar. Esto significa mirar más allá de la idea errónea de que las películas animadas se hacen únicamente para los niños y reconocer la habilidad y el esfuerzo que se dedica a crearlas.
En segundo lugar, la industria de la animación necesita ser más diversa e inclusiva. Esto significa crear oportunidades para que las personas de todos los orígenes ingresen a la industria y garantizar que diversas voces se escuchen y representen en películas animadas. Actualmente, Disney es la compañía con más victorias, pero no sin críticas, muchos expertos de estos premios argumentan que normalmente, por su categoría de pionero en el cine americano, tendrá más oportunidades a la hora de buscar votantes de la academia que otras compañías más indie realmente nunca tendrán.
Los Oscar tienen un largo camino por recorrer para reconocer el valor de las películas animadas. La discriminación contra ellos es el resultado de varios factores, incluidos los conceptos erróneos sobre el género, la falta de comprensión de la habilidad y el esfuerzo requeridos para crearlos y una falta de diversidad en la industria. Sin embargo, si la industria puede abordar estos problemas, podemos ver que se reconocen y celebren más películas animadas en los Oscar y otras prestigiosas ceremonias de premios, si eso no se hace, se corre el peligro de que las nuevas generaciones no vean el cine bien representado en las galas de premios, y como demostró la baja audiencia que tuvieron los premios el año que no emitieron algunas categorías pese al rechazo de los expertos y público, si la gente no cree en la relevancia de la gala, simplemente no va a verla.