Jessica jefe de máquinas de la marina mercante, un puesto donde las mujeres representan una minoría y luchan por conseguir la igualdad
Jessica Fernández Díaz es una de esas heroínas de a pie que mejor representan el 8M. Pese a que en la actualidad se encuentra en el puerto de Valencia, ha recorrido durante casi una década el mundo como jefe de máquinas de la marina mercante. Un trabajo históricamente de hombres, donde ha tenido que soportar comentarios machistas. “Me ha tocado sufrir y aguantar comentarios machistas” aseguraba Jessica, porque aún tiene que convivir con hombres de ideologías patriarcales hacia las mujeres.
Un hecho que por desgracia es más habitual de lo que pensamos. Aunque se haya evolucionado en muchos trabajos, otros como los relacionados con la mar siguen posicionando a las mujeres como una rara avis. “Somos muy poquitas y nos tienen apartadas de este mundo, debido a que no lo ve bien en muchos sectores y sobre todo en el de máquinas”.
Pese a la situación actual, sueña con un futuro donde las posibilidades dentro de su oficio se igualen. Casos como el de Jessica demuestran que son igual de profesionales y competentes que los hombres. Además, la evolución tecnológica ha contrarrestado la prioridad que tenían los hombres por su fuerza para desarrollar este trabajo. “Cada día que transcurre la tecnología hace que sea más innecesaria la fuerza del hombre, es más la maña, la inteligencia adaptada al trabajo, que hacer las cosas a lo bruto” explicaba Jessica.
A largo plazo quiere pensar que habrá un número parecido de hombres y mujeres jefes de máquinas de la marina mercante, pero lo ve complicado debido principalmente a la falta de publicidad y visibilidad hacia ellas, como factores determinantes que dificultan esta situación.
Por otro lado, tener la posibilidad de viajar por todo el mundo es un privilegio que muy pocos trabajos atesoran. “Ser marino te permite recorrer el mundo y eso es lo que más me gusta de mi trabajo, pero a veces son los pequeños detalles como ver amaneceres y atardeceres los que más te llenan”. Por si fuera poco, las diferentes funciones que desempeña en sus labores de jefe de máquinas hace que se desligue de la monotonía.
Sus tareas consisten en el mantenimiento de un barco; revisar los niveles, presiones y temperaturas de los motores, comprobar el correcto funcionamiento de los generadores auxiliares, cambiar el aceite y los filtros, entre otros menesteres. En definitiva, que todos los elementos se encuentren a plena disposición antes de arrancar los motores del barco, y en el caso de que algún elemento estuviera dañado o diera fallos, tendría que repararlo. “Un barco sin capitán no navega, pero sin jefe de máquinas tampoco” señala Jessica.
A simple vista, cualquiera de las tareas mencionadas contienen el suficiente peso como para presuponer que lo más complicado de su trabajo sería alguna de ellas, pero no. “Lo que peor llevo es dirigir a hombres, sobre todo de más edad” apunta Jessica, debido a que siguen sin verlas a su misma altura en una profesión donde “no ha coincidido con mujeres, solo hombres en mi sector”. Aunque sí existen casos como el suyo que abren la veda para introducirse en este mundo, aún queda mucho trabajo por hacer para conseguir una igualdad real.