Estos son cinco choques culturales entre la sociedad norteamericana y la española que van más allá de lo que vemos en la televisión
Considero que no sería erróneo decir que la gran mayoría de nuestra sociedad se ha criado embebiéndose de ciertos aspectos culturales propios de Estados Unidos sin siquiera darse cuenta. Puesto que, casi todas las películas, series y programas de televisión que consumimos desde niños, proceden de allí.
¿Quién no se ha sentido decepcionado al llegar al instituto y descubrir que no hay taquillas, equipos de fútbol con sus respectivas animadoras, o rivalidad entre el club de ciencias y el de deportes? Y no hablemos ya de la universidad, con sus enormes campus, sus fiestas desenfrenadas, la cerveza barata en vasos rojos y enormes aulas llenas de alumnos que apenas atienden a su desmotivado profesor. Afrontémoslo, hemos vivido engañados toda nuestra vida.
Sin embargo, es innegable que a pesar de conocer la cultura norteamericana casi tan bien como la nuestra, todavía hay ciertos aspectos que desconocemos o, cuando visitamos el país, nos sorprenden.
Por ello, a continuación enumero cinco grandes choques culturales entre España y Estados Unidos.
- Horarios y comida basura, ¿qué puede ir mal?
Este primero, se podría extrapolar también a cualquier país fuera de España; sin embargo, nos centraremos simplemente en el gigante americano. Allí, mantener un horario de comidas decente es un verdadero quebradero de cabeza. Desayunan a las siete, comen a las doce, y cenan a las seis. Fin.
¿Perdona?
Como buen español que se precie, ¿dónde está el aperitivo con su respectiva cervecita o vinito? o ¿y ese ColaCao con galletas a la hora de la merienda? Todo eso sin mencionar el hambre que le entra a uno a las diez de la noche.
Pero claro, los estadounidenses son los reyes de la comida basura. Allí, algo tan ligerito y sano como es una simple ensalada, se transforma en el mayor enemigo de las ingestas calóricas, y todo con un simple ingrediente indispensable para todas sus comidas: la salsa.
Porque para los americanos, la comida no es comida sin una buena salsa. Hamburguesa, salsa. Pasta, salsa. Ensalada, salsa. Bocadillo, salsa. Cereales, salsa. Cualquier cosa, sala.
Hazte un favor, y abraza el aceite de oliva la próxima vez que lo veas.
- El tamaño importa
Efectivamente, para los estadounidenses el tamaño sí que importa. Y no solo es importante, sino fundamental.
Allí todo es enorme: las casas, la comida, los coches, las carreteras, los edificios, las ciudades, los parques, incluso la gente. Puede que esto te resulte gracioso, pero cuando te veas en la situación de encontrarte con refrescos más grandes que tu cabeza, tal vez comiences a replantearte muchas cosas.
- Vender un riñón nunca estuvo tan de moda
La imagen de los grandes supermercados americanos es algo que la gran mayoría de nosotros tiene grabada a fuego en las retinas. Esos inmensos establecimientos colmados de tantas cosas, que harían llorar hasta a Carrefour. Sin embargo, esos lugares de ensueño tiene un pequeño e insignificante problema: el enorme agujero que dejan en tu cartera.
Y todo ello sin mencionar las temidas taxes, esos impuestos que se te aplican al pagar y que hacen que la factura de la compra evolucione de terrible a indecente a una velocidad que ya les gustaría a los pokémon.
¿Mercadona te parece caro? Eso es porque nunca has ido a un supermercado y llorado al ver que te cobraban casi cinco euros por un mísero paquete de chicles.
- Ciudades fantasma
Algo curioso sobre las ciudades norteamericanas, es la poca gente que parece haber en ellas. Extraño, viniendo del tercer país más poblado del mundo. Aun así, la imagen de calles casi desiertas es lo propio del día a día excepto en las horas punta de entrada y salida del trabajo. Allí un concepto tan simple como un ‘paseo por placer’ es impensable. Porque, si tienes coche, ¿para qué caminar?
Recuerda un poco a la película de Wall-e, ¿verdad?
- Eco ¿qué?
Aparentemente, alguien se ha olvidado de comentar a los estadounidenses que estamos destrozando el planeta y que hay que cuidarlo, porque allí ideas como reciclar, apagar la luz y no desperdiciar agua no están a la orden del día.
Y no mencionemos, por supuesto, la ridícula y omnipresente presencia del plástico.
De esta forma, es evidente que a pesar de conocer tan bien una sociedad diferente a la nuestra, siempre quedan pequeños detalles culturales que nos sorprenden. Aun así, supongo que tendremos que continuar nuestro día a día condicionados por la expectativa de vida americana con la que hemos crecido. Quien sabe, tal vez nuestra vida adulta sea igual de entretenida que Friends.