El tenis sufre una deriva sustancial desde sus inicios hace mas de 200 años, aquí intentamos esclarecer los porqués de este problema
El tenis ha ganado gran importancia entre los aficionados a los deportes en la actualidad y se ha consolidado como el deporte individual más popular del mundo. Casi 300 millones de personas practican este deporte anualmente. Sin embargo, con la masificación del mismo, también se han modificado algunas de las costumbres y raíces que lo definieron en su momento.
La creación del deporte de raqueta más famoso del mundo es algo incierta, aunque la mayoría de historiadores coinciden en que fue en Grecia y Roma entre los años 1200 y 1300 D.C. En su tiempo y hasta casi el siglo pasado siempre fue considerado un deporte de élite, llevado a cabo únicamente por integrantes de las clases más altas de la sociedad. En dicho ámbito, siempre se competía con respeto y educación, valores asociados a las clases pudientes y con mayor formación en la época. Si bien esos son los principios que cimentaron el tenis moderno, ya disponible para su práctica por integrantes de cualquier estrato social, dichos ideales se desvirtúan cada vez más con el crecimiento exponencial del deporte.
Tiempo atrás, tenistas como Björn Borg o Jimmy Connors, dos de los principales responsables de que el tenis aumetase a niveles de popularidad nunca antes vistos en el deporte en la década de los 70s, actuaban con responsabilidad, humildad y sobre todo respeto tanto al juez de silla como a sus rivales. Tristemente, nada queda de los valores que en su momento instauraron nombres tan reconocibles como René Lacoste o Fred Perry.

Tenistas como Stéfanos Tsitsipas, Daniil Medvérev o sobre todo Nick Kyrgios, lideran la flamante ola de faltas de respeto que se está viviendo en el circuito internacional en los últimos años. Todas ellas efectuadas por jugadores jóvenes y futuras promesas, que compensan de cierto modo su falta de modales con su estelar calidad con la raqueta.
Lejos queda ya el incidente vivido en 2015, donde Kyrgios le recordó en mitad del partido a Stan Wawrinka, por aquel entonces cuarto en el ranking ATP, que Kokkinakis mantenía una aventura con su novia. Otro incidente denunciable fue el que ocurrió más recientemente en el Torneo de Acapulco del año pasado, donde Alexander Zverev golpeó en numerosas ocasiones con su raqueta a la silla del juez tras perder su eliminatoria de dobles. Aunque no tan agresivos, son más comunes entre los jóvenes tenistas de alto nivel en la actualidad las quejas desmesuradas al árbitro, práctica que sobretodo llevan a cabo Tsitsipás y Medvédev, los cuales han sido amonestados en numerosas ocasiones por este motivo, pero que sin embargo han servido de ejemplo para que lo replica en muchos más tenistas como el danés Holger Rune.
En conclusión, la deriva del tenis continua, así como ya cambio de dirección en el siglo XIX, donde pasó de ser un deporte practicado solo por clases pudientes a un deporte apto para cualquier público. Parece que la metamorfosis del deporte esta vez lleva al desarrollo de un tenis con falta de valores, sin sus estandartes claves, los cuales estuvieron personalizados en la anterior generación por Rafael Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic pero que ahora buscan a un deportista que ame al tenis y a su historia y que lo salve de la comercialización y el puro espectáculo mediático en el que se ha convertido.