Una vez finalizado el encuentro un sector de aficionados del Atlético de Madrid condenó la poca empatía en la salida de algunos de sus jugadores.
Los futbolistas del primer equipo Koke y Álvaro Morata protagonizaron uno de los momentos tristes de la noche. Al finalizar el partido, muchos aficionados entre los que había multitud de niños esperaban ansiosos la salida de sus ídolos, pero se toparon con la poca empatía de algunos de ellos, como es el caso de nuestros protagonistas. Por otro lado, otros jugadores como Saviç, que son muy queridos, sí que se pararon a atender a sus fans.
El pasado fin de semana el Atlético logró firmar un triunfo histórico ante uno de sus rivales clásicos de la historia de La Liga Santander, el Sevilla C.F
Todo era fiesta, tanto por parte de los protagonistas del terreno de juego como de los aficionados, que hacían la ola y celebraban tras la exhibición de su equipo.
Sin embargo, la historia cambió una vez finalizado el encuentro. Multitud de aficionados se quedaron en la salida esperando cumplir su sueño de conseguir fotos o autógrafos de los jugadores rojiblancos.
No hubo suerte al principio, pues los Giménez, Pablo Barrios y Mario Hermoso se encontraron con una situación ventajosa y aprovecharon del poco tráfico para salir del estadio sin ninguna complicación.
Por otro lado, llegó el momento de la noche en el que se congestionó más el tráfico, y jugadores como Grbiç o Stefan Saviç o el debutante Carlos Martín se vieron en la obligación de bajar sus ventanillas y atender de forma muy cariñosa y cercana a sus fans. En el caso del primero de ellos, llegando incluso a entablar conversaciones con los niños y los no tan niños.

El ambiente era tranquilo hasta que salió uno de los pesos pesados del vestuario, Jorge Resurrección, “Koke”. El mediocampista salió acompañado de su amigo Álvaro Morata, pero no se imaginarían lo que iban a vivir. El tráfico acechaba la zona, y ambos jugadores se quedaron parados en medio de una multitud que reclamaba su atención. Los jugadores respondieron impasibles, sin bajar sus ventanillas y sin dedicarles ni una palabra a los suyos. Hecho que provocó que un sector de los aficionados estallaran contra ellos, mediante insultos como “perros, que sois unos perros”, “hijos de puta”, que quieren los niños veros y ni os dignáis a saludar”.
En medio de este altercado, Álvaro Morata bajó su ventanilla y tuvo un encontronazo con alguno de ellos.
Un hecho que no mancha las grandes personas que son
Está claro que ambos jugadores no tuvieron la conducta correcta, pero lo que también es cierto es que hubo ciertos aficionados que también procedieron a tocar su coche y actuar de forma que no tocaba. Hay que entender que ellos son seres humanos como nosotros, y en ese momento se pudieron sentir agobiados.
No hay que dudar el ejemplo de persona que son los dos futbolistas rojiblancos, comprometidos en muchas ocasiones a colaborar con fundaciones y a dejarnos bonitos gestos en su día a día. Sin ir más lejos Morata nos ha regalado este fin de semana un emotivo momento en Montilivi en su encuentro con un hincha al que llamó amigo y le dedicó unas palabras en el post- partido.