Cristina Rivero nos habla sobre la dificultad de ser karateka profesional en la actualidad

Cristina Rivero, pieza clave de la federación cántabra de karate y representante de la selección española en concentraciones internacionales, denuncia la falta de apoyo en su deporte.

En 2020 se dio a conocer una noticia que alegraba a todos los karatekas alrededor del mundo, por primera vez en la historia, el karate sería considerado un deporte olímpico en los J.J.O.O. de Tokio de 2020. Sin embargo, su gozo no duraría mucho, pues en menos de un año y con el anuncio de la siguiente sede en Francia 2024, el COI (Comité Olímpico Internacional) anunció que el karate no formaría parte del programa de competición.

Cristina Rivero, medallista en varias ocasiones a nivel nacional, tilda esta decisión de “desastrosa”: “Cuando el karate se anunció como olímpico, muchas empresas invirtieron dinero, pero tras su cancelación, toda esa inversión se perdió de repente, dejando a clubes, deportistas y federaciones sin planes de futuro y con muchas prisas”. Lo cierto es que el karate ha sufrido en gran manera por esta falta de apoyo económico. A finales del 2021, la beca regional por la obtención de una medalla nacional oscilaba entre los 849 y los 1149 euros dependiendo del lugar del podio y de la Comunidad Autónoma que la otorgase. 

“Cuando quedé segunda de España en 2022, no obtuve más de mil euros a pesar de haber llegado a una final nacional de primer nivel, me resulto un poco extraño, pero viene siendo así durante un tiempo”, exclamaba Cristina, quien tras más de diez años compitiendo en el alto nivel no comprende como la compensación puede ser tan pequeña. Por su parte los clubes también han visto sus ingresos diezmados tras la exclusión del karate como deporte olímpico, subiendo los costes de los entrenamientos y haciendo de un deporte caro de por sí imposible de costearse.

Llama la atención además, la falta de patrocinadores en un deporte de más de cien años y de fama mundial, muy presente en la cultura pop por películas como “Karate Kid”. Aun así, las marcas optan por no invertir. Cristina indica como la falta de patrocinadores limita también la inversión de los competidores: “Últimamente, alguna marca está empezando a patrocinar a competidores, pero solo de talla mundial, si tu ves futbol, todos los futbolistas de primera división tienen un patrocinador, no solo los del Madrid o el Barça”.

Son la suma de todos estos factores los que complican en exceso la práctica de un deporte ya de por sí caro; equipación y el resto del material deportivo, entrenamiento, fisioterapia, inscripción a los campeonatos, transporte por toda España o internacionalmente, alojamiento, comidas fuera, etc. Para Cristina es un total desperdicio: “Es triste lo que están consiguiendo, hay muchísima gente que yo conozco que le encantaría participar en todos los campeonatos del circuito nacional, pero su situación económica se lo impide”.

De cualquier manera, los apasionados del karate seguirán intentando disfrutar del deporte que aman, estoicos frente a la inmensa cantidad de contratiempos que se les presentan cada año.

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